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Foto del escritorMauricio Durán

"Llegó volando"


1999. Hace 22 años. Tocaba y cantaba: "Llegó volando el cuervo sobre mi suelo..." (https://youtu.be/VVCoC8l_QdM) junto con Gibrán Olivares, Cristian Morales, Fernando Rendón, y no recuerdo si también con Roger Rodríguez.


Patricio Manns y la nueva canción chilena. Me hacían mucho sentido porque su música me gustaba. La música sudamericana me gustaba desde niño porque mi papá compraba discos de Inca Taki. Mis padres y sus amistades iban a la peña del Mesón de la guitarra que, si la pandemia lo ha permitido, aún debe existir en Félix Cuevas, Ciudad de México.


Cuando conocí a Gibrán y a Cristian en la escuela de Música 'José Jacinto Cuevas' –la única escuela a nivel técnico que había en Mérida, Yucatán (México) hacia finales de los años 1990's– me impresionó ver cómo tocaban las zampoñas con una técnica que se llama 'sicureo' (donde se genera una sola melodía entre dos personas, cada una con una 'mitad' de la zampoña). Me impresionó porque nunca había visto ni escuchado tan de cerca esos instrumentos. Me acerqué a ellos, y comenzó el proyecto de Ollantay. Grupo con el que hacíamos música sudamericana.


Gibrán me enseñó a tocar los ritmos sudamericanos en guitarra (huayño, joropo, chacarera, vals venezolano). Creo que ya hasta estoy olvidando algunos nombres, pero mi mano sigue diestra en hacer sonar la guitarra con esos rasgueos. Fernando, Gibrán y Cristian me enseñaron a tocar el charango. Cristian me enseñó los ritmos en el bombo legüero. Me prestaban sus zampoñas y aprendí de manera autodidacta.


La música que me gustaba me hizo todo el sentido por sus sonoridades; por la fascinación que me causaban los ritmos en la guitarra, que al principio me costó mucho dominar; por el trinar del charango; por las texturas del tiple –nunca he tenido uno a la fecha–; por el encanto de sacarle el sonido a la quena que parece una flauta dulce, pero sacarle el sonido es bastante más difícil.


Luego vino la parte social. La conexión con las letras. Me apasionó conocer la historia de Víctor Jara y cómo pasó a formar parte de las tristes muertes y desapariciones cuando comenzó la dictadura en Chile, luego del golpe de estado contra Salvador Allende. Inti Illimani, Illapu, Quilapayún. Me llegué a apasionar tanto que comencé a estudiar algo de quechua en medio de la incipiente, y aún en crecimiento, red de redes.


De Patricio Manns, no supe mucho más allá que esa canción, pero sabía que llegó a alternar con Inti Illimani. Sabía que era un luchador social y crítico del sistema desde su música.


La vida está llena de ciclos. Hoy toca un cierre. Hoy toca recordar que hay gente como él que nos impacta, aunque sea por una canción, en donde conecta uno mismo, donde conecta conmigo desde el dolor que puede generar el sentir tus espacios invadidos.


Hasta siempre. Gracias. Gracias por la mirada social, gracias por la conexión.

Buen camino, Patricio Manns.




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